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La Fuente del Sol

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Durante milenios la mística fuente de energía conocida como la Fuente del Sol abasteció la potente magia de los elfos nobles exiliados. El vestigio de esta vieja fuente es ahora el objetivo de la Legión Ardiente, requerida por los demonios para invocar a su comandante, Kil’jaeden, agotando los últimos suspiros de energía de la fuente.

La Fuente del Sol es un manantial de poder místico que convergía todas las energías de Quel’Thalas. Fue creado por los elfos nobles a partir de viales de agua del Pozo de la Eternidad que fueron robados del mismo antes de ser expulsados de Kalimdor.

Kael’thas Sunstrider

Kael’thas Sunstrider

El Príncipe Kael’thas fue un poderoso mago y miembro de los Seis, el poderoso Consejo Superior del kirin tor. Antes de la Segunda Guerra, él y los demás miembros del Consejo Superior cuestionaron a Khadgar acerca de los orcos y los acontecimientos en Karazhan que condujo a la muerte de Medivh. Kael’thas pasó la mayor parte de su tiempo en Dalaran.

Durante la Tercera Guerra , cuando el Azote invadió Quel’Thalas, Kael abandonó Dalaran y ayudó a evacuar a los supervivientes de Quel’Thalas. Tras la muerte de su padre, asumió el mando de la mayoría de los supervivientes Altos Elfos y se hicieron llamar «Elfos de Sangre», en honor a sus hermanos caídos. Después de todo eso varios sentimientos invadieron a Kael, odio acérrimo por el Azote, ira contra La Alianza por darle la espalda a su pueblo, desesperación por la adicción mágica de su gente y el dolor de ver a su reino devastado.

Como el último superviviente conocido de la dinastía Sunstrider, Kael’thas es el heredero natural a la corona de los Altos Elfos, aunque hasta ahora no toma posesión de ella. Pero él se hace llamar Señor de los elfos de sangre.

También el príncipe Kael ayudó a los Elfos Nocturnos Furion y Maiev a encontrar a Illidan quien estaba hechizando al techo del mundo con el ojo de Sargeras.

La Fuente del Sol

Las potentes energías arcanas alimentaron y fortalecieron a todos los elfos nobles de Azeroth. A medida que el poder de los elfos crecía, también lo hacía el de su civilización. Se fundó la ciudad de Lunargenta y se conjuró un encantamiento para que el Bosque Canción Eterna viviera siempre en un estado primaveral. Los magos elfos colocaron runas en los límites de Quel’Thalas para evitar que las energías de la Fuente fueran captadas por los demonios de la Legión Ardiente y protegieron a su reino de amenazas exteriores proporcionando cientos de años de paz.

Durante ese tiempo, las energías de la Fuente alimentaron la magia de los elfos nobles. Su inacabable poder les dio un suministro permanente que perneaba en su piel y los infundía de magia arcana. Durante generaciones los elfos cuidaron y mantuvieron la Fuente beneficiándose de sus poderes incluso aunque se encontraran en el límite del territorio de su tierra natal.

Durante la Tercera Guerra, el caballero de la muerte Arthas Menethil asaltó Quel’Thalas masacrando a la mayoría de su población y reduciendo el poderoso reino elfo a cenizas. La razón fue la necesidad de usar la Fuente del Sol para resucitar a Kel’Thuzad, sin embargo no se consiguió esta tarea sin ayuda desde dentro.

Hubo un elfo noble llamado Dar’khan Drathir que con la esperanza de ganarse el favor del Rey Exánime ayudó a Arthas a debilitar las defensas que rodeaban la Fuente del Sol. Sin embargo sus tretas dieron como resultado una explosión que lo dejó fuera de combate y disipó parte del poder de la Fuente.

Con Lunargenta en ruinas, Arthas marchó triunfante hacia la Fuente del Sol y devolvió a Kel’Thuzad de nuevo a Azeroth. Este acto impuro contaminó la Fuente y parte de Quel’Thalas donde además quedaron vagando gran parte de los ejércitos de La Plaga. La batalla había provocado bajas importantes para los elfos, sobre todo la de su anciano Rey Anasterian, el Consejo de Lunargenta y la General Sylvanas. A pesar de que Lor’themar Theron quedó al cargo del reino, no fue hasta la vuelta del Príncipe Kael’thas, que había permanecido en Dalaran mientras se producía el ataque a Quel’Thalas, cuando los elfos volvieron a sentir esperanza en el futuro.

Kael’thas pronto se dio cuenta que el mayor peligro para su pueblo no era La Plaga sino la Propia Fuente del Sol que se había corrompido y sus energías contaminadas estaban siendo absorbidas por los elfos. Sin mucho tiempo para actuar, viendo que las energías nigrománticas podrían acabar con la vida de los supervivientes y extender una incalculable cantidad de veneno que destruiría su tierra para siempre, Kael’thas llegó a la dolorosa conclusión que la Fuente del Sol, el corazón de su sociedad, debía ser destruida.

Su plan cambiaría el destino de su gente pero les salvaría. Con la ayuda de poderosos magos, Kael’thas destruyó la Fuente aunque sus energías benignas no se perdieron completamente. Un mago llamado Borel (que era realmente el dragón rojo Korialstrasz) reunió las energías de la Fuente que se habían dispersado y les dio la forma de una joven humana llamada Anveena Teague a la que ocultó de miradas extrañas.

La destrucción de Quel’thalas y de la Fuente del Sol supuso un cambio de rumbo de los elfos nobles que pasaron a llamarse los sin’dorei, o elfos de sangre para no olvidar nunca a que cayeron defendiendo su nación. Pero no acabó aquí el sufrimiento de los elfos. La ausencia de la magia de la Fuente produjo que su pueblo padeciera una gran necesidad de consumo de magia que no poseían lo que les llevó a comprender que se habían vuelto adictos a ella y que la necesitaban para sobrevivir. Con el paso del tiempo, los elfos cayeron enfermos y tanto los más jóvenes como los más ancianos, murieron.

Sediento de venganza, Kael’thas y sus guerreros iniciaron una campaña contra La Plaga en Lordaeron mientras Lor’themar y Halduron permanecieron en Quel’Thalas. Kael’thas ayudado por los naga llegó a Terrallende donde Illidan le prometió una cura para su hambre de magia. La mayoría de elfos se quedó en Terrallente y el Gran magister Rommath fue enviado de vuelta a Lunargenta con un mensaje de esperanza sobre una nueva tierra prometida y el regreso de Kael’thas para llevar a su pueblo hacia la reconstrucción de su antigua gloria.

Trilogía del Pozo el Sol

Meses más tarde, Dar’Khan el traidor – ya como un poderoso miembro de La Plaga – regresó a Quel’Thalas. Allí luchó contra el avatar de la Fuente del Sol, Anveena, y un grupo de héroes que contaban con la ayuda del dragón azul Kalecgos entre otros. Anveena fue capaz de derrotar a Dar’khan y liberar la energía de la Fuente, devolviendo a la vida al bosque que había sido destruido por La Plaga. También decidió quedarse en la ciudad en ruinas junto a Kalecgos, protegida por un escudo mágico supervisado por Lor’themar Theron. La identidad de Anveena, así como su poder, quedó en secreto.

La restauración de la Fuente

La Fuente del Sol mientras Kil’jaeden es invocado; Anveena se encuentra suspendida en el aire sobre el centro de la misma.

Tras la derrota de Illidan en Terrallende, Kael’thas – rebosante del poder que había conseguido en las Forjas de Maná de Tormenta Abisal – regresó finalmente a Quel’Thalas, prometiendo la liberación de su pueblo. Para tal fin, tuvo que secuestrar a Anveena ya que su exposición a magia vil lo había vuelto muy inestable y necesitaba un gran poder para invocar a su nuevo maestro, Kil’jaeden en Azeroth. Kael trató de abrir un portal dimensional en el mismo centro de la Fuente sin embargo los aventureros de Azeroth con la ayuda de Anveena que sacrificó su vida, impidieron que el comandante de la Legión no pudiera manifestarse completamente y pudieron derrotarlo.

La lucha contra el demonio dejaron de nuevo a la Fuente sin poder. Sin embargo Velen usó a M’uru el naaru para prender la chispa que volvió a encender la Fuente del Sol. Esto devolvió la ‘fuente de poder’ a los elfos de sangre. La nueva Fuente del Sol ahora poseía los poderes de la magia arcana de antaño más los poderes de la Luz de M’uru.

 

Lor’themar Theron reclama a Quel’Delar de la Fuente del Sol

La Fuente del Sol sigue tomando protagonismo durante la cadena de misiones de la espada élfica de Quel’Delar. El acceso a La fuente ha sido restringido por orden de Halduron Alasol que permite a los aventureros una vez que el espíritu de Thalorien Buscalba – el portador original de Quel’Delear – da su bendición. Lor’thermas y Rommath se encuentran junto a la Fuente acompañados de Lady Liadrin y varios elfos de sangre peregrinos e incluso elfos nobles como Auric Cazasol.

Si el aventurero no es un elfo de sangre, Quel’Delar se sumerge en La Fuente del Sol y Lor’themar le da la gracias por revolverlo a sus legítimos dueños. Sin embargo el aventurero intenta reclamarlo y es inmovilizado y acusado de traidor. Auric interviene opinando que Quel’Delar debe escoger su propio portador por lo que Rommath pide a los guardias que se alejen y ordena al jugador que se aleje con la espada si no va a dejarsela a los elfos.

Si el aventurero es por contra un elfo de sangre, la situación cambia. Lor’themar simplemente observa como es sumergida en la Fuente del Sol y tanto él como Rommath confirman su autenticidad. El jugador es considerado un héroe por los sin’dorei y todos tienen palabras de agradecimiento hacia él. Rommath da instrucciones para que se envíe la espada al archimago Aetheas, y finaliza clamando que los elfos de sangre siempre se levantaran contra sus enemigos

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